20º FESTEJO DE ABONO. Domingo 2 de mayo de 2010.
Los novilleros Arturo Saldívar, Manuel Fernández y Thomas Dufau no han logrado dar ni una vuelta al ruedo en el festejo celebrado esta tarde en la Real Maestranza, a pesar de que al albero han saltado algunos novillos con ciertas posibilidades.
CRÓNICA:
Cartel internacional esta tarde en la Maestranza con un novillero mexicano de Aguascalientes, Arturo Saldívar, un sevillano de Dos Hermanas, Manuel Fernández y un francés de Mont de Marsan, Thomas Dufau, y más allá de esta condición cosmopolita de la terna, poco que reseñar al término de un festejo en el que han habido algunos novillos potables.
Se han lidiado seis novillos de los Herederos de Salvador Guardiola -el cuarto como sobrero-, muy bien presentados, astifinos y de juego desigual. Primero y cuarto han tenido clase, pero poquita fuerza; el segundo ha sido un ejemplar mironcete, pero muy agradecido cuando se le han hecho bien las cosas; rajado el tercero, muy parado el quinto y con movilidad pero justito de entrega el que cerró plaza.
Arturo Saldívar, ovación y silencio.
Manuel Fernández, ovación y silencio.
Thomas Dufau, silencio en ambos.
La plaza registró algo más de media entrada en tarde primaveral con algunas rachas de viento que molestaron a los toreros.
Saludaron en banderillas Curro Robles, Rafael Lisita y Luís Leal. También lo hizo Jesús Robledo “Tito” por el quite providencial que le hizo a su compañero Rafael Lisita a la salida de un par en el sexto de la tarde.
Lo ha sido, por ejemplo, el primero, novillo que, aunque con poquita fuerza, ha tenido clase por el pitón derecho, lo que aprovechó Saldívar para dejar tres series de muletazos pulcras, pero un tanto sositas. El cuarto de la tarde, segundo del lote del novillero mexicano, se descordó de salida tras topar en un burladero, saliendo en su lugar un sobrero de la misma ganadería que de salida echó las manitas por delante pero que después, cuando se fijó en los capotes, tuvo la condición de humillar. Tampoco se enfibró ahora el torero para aprovechar esas embestidas humilladas, optando por un toreo de cercanías donde al astado quedó más parado.
Uno de los momentos más lucidos de la tarde lo ha protagonizado el nazareno Manuel Fernández en el recibo de capa al primero de su lote. Trasteo de menos a más, de verse desbordado al hilo de las tablas a torear muy templado a la verónica por fuera de la raya de picadores. El novillo apretó en banderillas, sobre todo por el pitón derecho, y llegó a la muleta desparramando la vista, condición que requería de un toque preciso que no siempre acertó a darle Fernández. De hecho, en uno de los primeros muletazos al natural sufrió un fea voltereta, por fortuna sin consecuencias, y después los momentos brillantes –el novillo era agradecido cuando se le hacían bien las cosas- se sucedían de otros más a la deriva. El quinto le dio pocas opciones al novillero de Dos Hermanas ya que tras la primera serie de muletazos el animal se paró en seco. Con todo, se le vio cómodo entre los pitones y no tanto con la espada.
En cuanto al francés Dufau, pechó con un primer novillo que no humilló nunca y que, aunque repetía en su embestida, siempre salía muy distraído del muletazo. Tanto que en la segunda serie se rajó buscando el abrigo de las tablas. En el último, lució al novillo en le tercio de varas, dejándolo de largo en las tres entradas al caballo. Después el animal tuvo movilidad en el último tercio, pero la entrega que el faltaba a su embestida tampoco la puso el novillero que no pasó de correcto.
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