alt5º FESTEJO DE ABONO. Lunes 16 de abril de 2007. 

Los toreros Antonio Fernández Pineda, Serafín y Manuel Escribano demostraron buena disposición ante los toros de Cuadri, un lote de gran cuajo y seriedad pero que tuvo el factor común de tardear mucho en la muleta y no emplearse con era de esperar en esta ganadería. El resultado fue que los intentos de los diestros no llegaron a concretarse en triunfos y la tarde resultó larga para los espectadores.

 

CRÓNICA:

Antonio Fernández Pineda logró buen tono en el recibo de capa al primero de la tarde, toro de Cuadri que embistió bien en el capote y cumplió en el caballo. En la faena de muleta el torero logró buenos momentos con un toro un punto tardo pero que tenía calidad en su embestida cuando iba. Mató de pinchazo y estocada desprendida después de sonar un aviso porque la faena se prolongó bastante.

Se lidiaron seis toros de Hijos de Celestino Cuadri, bien presentados y de escaso juego, dejándose más el primero y el quinto, aunque la mayoría bastante parados.

Antonio Fernández Pineda, saludos y saludos tras dos avisos.

Sebastián Marín, silencio tras aviso y saludos tras aviso.

Manuel Escribano, silencio y saludos.

La plaza registró dos tercios de entrada en tarde soleada con rachas de viento.

En el segundo de su lote, Fernández Pineda se encontró con otro toro al que le costaba arrancarse, en este caso puede que mermado por las dos volteretas que dio en los primeros tercios. El diestro volvió a intentarlo y aprovechó algunas embestidas del de Cuadri, sobre todo por el lado izquierdo. Esta vez se demoró bastante en la faena y llegó a escuchar dos avisos. Pese a ello saludó desde el tercio.

El catalán Serafín Marín insistió mucho ante el primero de su lote, un toro que se frenaba y se quedaba a mitad de las arrancadas. En su intento de sacar partido de este animal, Marín estuvo mucho tiempo en la cara, de modo que también fue avisado por el presidente, sin lograr que la faena remontara vuelo.

Sí consiguió dejar constancia de sus buenas formas toreras en el recibo de capa al quinto, en el que sobresalieron dos medias de buen trazo. El toro no se empleó en el caballo y tuvo una embestida discontinua en los primeros compases de la faena de muleta. Marín consiguió buenos momentos al natural y la faena creció en intensidad, mostrándose por encima del oponente. Mató de buena estocada y saludó desde el tercio.

El más joven del cartel, Manuel Escribano, se fue a portagayola a recibir a sus dos toros y el segundo de ellos le dio un gran susto al distraerse, pararse y obligar al torero a tirarse al suelo para evitar la cogida. También banderilleó a ambos enemigos, cuajando un completo tercio en el primero de su lote y sobresaliendo un par al quiebro y al violín en el último toro de la corrida.

Con la muleta se encontró en primer lugar con un toro que se vino a menos y que embistió con sosería ante el que estuvo dispuesto e insistente. El sexto tampoco rompió y aunque se movió más no tuvo transmisión y el torero no pudo calentar al tendido.

 

 

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