Plaza de Toros de la Maestranza – Empresa Pagés

Castella corta una oreja en el sexto

altPRIMERA DE SAN MIGUEL. Sábado 26 de septiembre de 2009.  

El diestro francés Sebastián Castella ha sido el triunfador del mano a mano que ha abierto esta tarde la feria de San Miguel en la plaza de toros de Sevilla. Castella cortó la única oreja del festejo al sexto, al que realizó una faena que tuvo momentos de gran interés para el público.

 

CRÓNICA:

Sebastián Castella hizo en el sexto lo más destacado del mano a mano que libró con Morante de la Puebla en Sevilla debido a la baja de Manuel Jesús ‘El Cid’, que finalmente no pudo acudir a la cita al no encontrarse recuperado aún de la cornada de Navalcarnero.

Se lidiaron toros de Parladé -el segundo sobrero-, bien presentados y de escaso juego.

Morante de la Puebla, silencio tras aviso, pitos y silencio.

Sebastián Castella, silencio tras aviso, silencio y oreja.

La plaza se llenó.

Abrió plaza Morante de la Puebla con un astado de Parladé que tuvo nobleza pero muy poca fuerza. El torero consiguió momentos de calidad sobre todo con la mano izquierda, ya que el toro por el derecho se defendía y era más complicado. Insistente, el de La Puebla sacó todo lo que pudo a este primer toro. Pinchó y perdió opción de triunfo.

En el segundo de su lote, Morante fue breve ante un toro complicado que se orientó y al que el torero no pudo dar ni un solo muletazo. Escuchó algunos pitos.

Más voluntarioso estuvo en el quinto. Lo intentó primero con el capote y luego con la muleta, procurando alargar su embestida por el lado izquierdo. A pesar de que el toro era bastante descompuesto, Morante puso interés e incluso le cambió los terrenos, pero no pudo construir faena. Mató mal y fue silenciado.

Sebastián Castella lidió en primer lugar un sobrero del mismo hierro que embestía rebrincado, de forma muy deslucida. Estuvo valiente e insistente en este astado, sufriendo incluso una voltereta a mitad de faena, por fortuna sin consecuencias. Mató de media y dos descabellos y escuchó un aviso.

En el segundo de su lote sobresalió un ajustado quite por chicuelinas y un comienzo de faena por estatuarios. A partir de la primera serie de derechazos el toro se vino abajo y lo que parecía una faena prometedora no pudo remontar vuelo. Silencio.

En el sexto puso toda la carne en el asador. Brindó al público y comenzó la faena con pases cambiados por la espalda en los medios. Después estuvo valiente y entregado con un toro que protestaba mucho en la distancia corta, pero con el que insistió hasta hacer méritos para una oreja. La gente vibró con los circulares y el parón final y tras matar de estocada, la gente pidió la oreja y el presidente la concedió.

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