14º FESTEJO DE ABONO. Miércoles 21 de abril de 2010.
El diestro Manuel Jesús ‘El Cid’ ha dado la única vuelta al ruedo de la tarde en la Maestranza sevillana después de hacer una faena interesante al quinto toro. Hubo petición de oreja para el torero de Salteras, pero el presidente no concedió el trofeo. Por lo demás, ni Enrique Ponce, sin toros, ni Talavante pudieron triunfar en esta décimo tercera del abono.
CRÓNICA:
El Cid hizo la faena más destacada de la tarde al quinto, protagonizando los momentos de más interés de una corrida limitada por el escaso juego de los toros de El Puerto de San Lorenzo. El torero de Salteras estuvo a punto de cortarle la oreja a ese penúltimo toro, dando finalmente una vuelta al ruedo.
Se lidiaron toros de El Puerto de San Lorenzo, el primero sobrero, de juego desigual. Destacó el quinto. El cuarto fue un sobrero de Toros de la plata, manso y dificil.
Enrique Ponce, silencio y silencio tras aviso.
El Cid, silencio y vuelta al ruedo tras petición.
Alejandro Talavante, silencio y silencio.
Lleno de no hay billetes.
El primero de la tarde fue devuelto y en su lugar salió un sobrero del mismo hierro alto y con 597 kilos. Enrique Ponce le robó algunos lances y pronto se apreció que el toro también estaba limitado de fuerza. Se le midió en el castigo en el primer puyazo y se le dio más en el segundo. Enrique Ponce apreció el peligro del toro y lo sometió en muletazos por bajo en el inicio de faena, quedando bien claro que el sobrero no iba a dar facilidades. Así fue, de modo que el torero, tras intentarlo por los dos pitones, tuvo que desistir. Mató de media y descabello y fue silenciado.
El segundo no dejó a El Cid estirarse con el capote. Fue cuidado en el caballo. En la primera serie transmitió mucho y El Cid ligo muy bien los muletazos. La segunda también fue buena. En la tercera también hubo temple y ligazón. Pero ya en la cuarta el toro se rajó y en la siguiente ya huyó de la suerte y buscó las tablas. Fue una pena porque la faena quedó a la mitad. Pinchó en dos ocasiones y descabelló. Silencio.
Alejandro Talavante manejó con soltura el capote en el recibo al tercero. En la muleta se llevó el toro a los medios y ligó una primera serie aprovechando las arrancadas de su oponente. La segunda serie al natural el toro respondió también y Talavante subió el tono de la faena. Pero en la siguiente el del Puerto ya se rajó y buscó chiqueros. Talavante no desistió y plantó cara en ese terreno, consiguiendo exprimir todas las embestidas del toro. Pinchazo hondo y descabello. Ovación.
Ponce dejó dos lances y media templados en el recibo de capa al cuarto. Pero otra vez el toro fue devuelto por flojo. El sobrero de Toros de la Plata fue manso en el caballo, creó problemas en banderillas y no quiso embestir en la muleta, yéndose suelto. Ponce se dobló con él y lo sujetó. En la primera serie por la derecha le dejó la muleta en la cara y ligó, aunque el toro no quería. La prueba es que en la segunda ya buscó el amparo de las tablas. Por el lado izquierdo era imposible. La faena terminó ahí. El toro no le dejó entrar a matar, echando siempre la cara arriba. Por eso pinchó en varias ocasiones y descabelló dos veces después de sonar un aviso.
El Cid brindó a su padre la faena al quinto. Al toro no se le podía obligar en principio, pero cuando se le llevaba a media altura repetía. El Cid aprovechó para ligar tres series muy buenas que hicieron sonar la música. El del Puerto repetia de forma muy seguida. Al natural también hubo buenos muletazos en la primera serie, quedándose el toro más corto en las siguientes. Mató de estocada, hubo petición y finalmente El Cid dio la vuelta al ruedo.
Manso también resultó el sexto, que no se empleó en los primeros tercios. Tampoco lo hizo en la muleta. Talavante le planteó faena en los medios pero el del Puerto no transmitía nada, de ahí que la labor del torero no pudiera conectar con el tendido. Pinchó y su labor fue silenciada.
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