alt16º FESTEJO DE ABONO. Viernes 11 de abril de 2008. 

El Cid ha recibido la única ovación en la tarde de hoy, en la que ha hecho la faena más meritoria a un sobrero de La Dehesilla manso que le permitió al menos dar tres buenas series de muletazos al natural. Por lo demás, la corrida estuvo marcada por el escaso juego de los toros y la devolución de hasta tres de los titulares de Juan Pedro Domecq.

 

CRÓNICA:

Curro Díaz dejó algunos lances de buena factura en el primero de su lote y consiguió algunos muletazos con compostura en la primera serie por el lado derecho. En la segunda serie el toro comenzó a quedarse y a venirse abajo, de modo que la faena no pudo levantar vuelo. Sufrió una voltereta cuando toreaba al natural, afortunadamente sin consecuencias. Mató de tres pinchazos y seis descabellos y su labor fue silenciada.

Se lidiaron tres toros de Juan Pedro Domecq -primero, tercero y cuarto-, un sobrero de la Dehesilla -tercero-, un segundo sobrero de Pereda -tercero- y un tercer sobrero de El Serrano en sexto lugar, de escaso juego en líneas generales.

Curro Díaz, silencio tras aviso y silencio.

El Cid, ovación y silencio.

Miguel Ángel Perera, silencio y silencio.

La plaza registró lleno de ‘no hay billetes’.

En el segundo de su lote, el torero linarense se encontró con un toro débil al que le costaba desplazarse y que acabó mirando al torero y orientándose, por lo que no pudo haber lucimiento. Volvió a pinchar y de nuevo hubo silencio.

El Cid hizo la faena más entonada de la tarde con el sobrero de La Dehesilla que saltó en segundo lugar. El toro se había ido suelto en los primeros tercios denotando mansedumbre, pero el torero estuvo muy dispuesto y logró meterlo en la muleta en tres series de naturales que fueron a más. El Cid llevó largo a su oponente a base de exponer mucho. Cuando se sintió podido, el de Pereda se rajó por completo y la faena no pudo seguir creciendo pese a la buena disposición del torero. De no pinchar el balance habría sido mayor que la ovación que recibió el de Salteras.

En el quinto se preocupó de cuidar en el caballo al toro de Juan Pedro, pero pese a ello en la muleta encontró a un animal que apenas duró una serie, viniéndose abajo por completo e imposibilitando mayor lucimiento.

Miguel Ángel Perera se las vio en primer lugar con un sobrero de Pereda algo violento en su forma de embestir con el que no alcanzó a realizar una faena fluida y limpia. Los enganchones provocados por la brusquedad del toro enfadaron al público. La labor de Perera fue silenciada.

Perera tuvo que matar en sexto lugar otro sobrero, esta vez de El Serrano, también justo de fuerza que no cambió la tónica general de la corrida. El toro embistió sin celo y sin entrega y pese a la insistencia del torero extremeño la faena no pudo remontar vuelo.

 

 

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