8º FESTEJO DE ABONO. Jueves 23 de abril de 2009.
El mano a mano entre Morante de la Puebla y El Cid no ha podido ser triunfal debido al escaso y complicado juego que han dado los esperados toros de Victorino Martín. El duelo entre estos dos diestros sevillanos se saldó con una ovación para El Cid, que realizó la mejor faena de la tarde al cuarto toro, firmando buenas series de naturales. Morante brilló con el capote en especial en el quinto de la tarde, siendo este pasaje lo más destacado de su actuación.
CRÓNICA:
Morante dela Puebla y El Cid no pudieron alcanzar el triunfo en el esperado mano a mano de Sevilla con los toros de Victorino Martín. El escaso juego de estos astados condicionó el resultado de la corrida, en la que sólo El Cid saludó desde el tercio.
Se lidiaron toros de Victorino Martín –el sexto sobrero-, bien presentados y de escaso juego. El cuarto fue el que más se dejó, pero también se vino a menos.
Morante de la Puebla, silencio tras aviso, leves pitos y palmas.
Manuel Jesús ‘El Cid’, silencio, ovación y silencio.
Se colgó el cartel de ‘no hay billetes’.
Los toreros saludaron desde el tercio antes de comenzar la corrida respondiendo a la ovación del público, pero ya el primero de la tarde comenzó a limitar las posibilidades de lucimiento de los espadas. En este caso Morante no pudo hacer nada brillante a excepción de un recibo genuflexo con sabor antiguo. En la muleta el toro se revolvía con sentido y Morante tuvo que abreviar.
El segundo de la tarde tampoco dio opciones a El Cid. Medido en el caballo, el de Victorino quedó andarín para la muleta, donde midió siempre al torero. Esto, unido al molesto viento, limitó las posibilidades de lucimiento de El Cid, cuya labor fue silenciada.
Morante dejó un par de lances buenos en el recibo al tercero, pero en la muleta volvió a encontrarse con un animal complicado que hacía hilo cuando el torero intentaba meterlo en la muleta por la derecha, colándose de forma espeluznante en la siguiente serie. Morante lo intentó sin conseguir nada destacado.
El cuarto permitió a El Cid torear templado a la verónica. Hubo competencia en quites, pues Morante se lució y El Cid replicó con ajustadísimas verónicas que levantaron fuerte ovación del público. El torero de Salteras brindó al público y después de comprobar la complicación del toro por el derecho, cogió la zurda para dibujar los mejores muletazos de la tarde. Fueron naturales largos y bien rematados ejecutados a un toro que medía y no acababa de entregarse. Mató de estocada trasera y fue ovacionado.
Morante protagonizó un precioso recibo de capa en el quinto, dejando verónicas y una media de gran calidad que crearon ambiente en los tendidos. Comenzó la faena de muleta con ayudados por alto y pronto el toro se orientó, por lo que el buen comienzo no pudo tener continuidad. Recibió algunas palmas después de matar de pinchazo hondo.
El toro que cerró plaza fue un sobrero que dio un susto tremendo a El Cid al cogerlo en un quite. El de Victorino propinó una auténtica paliza al diestro sevillano, que se levantó maltrecho pero que no resultó herido. En la muleta, el toro se definió pronto como un animal intratable por ambos pitones, por lo que fue imposible el lucimiento.
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