alt17º FESTEJO DE ABONO. Sábado 2 de mayo de 2009. 

Manuel Díaz ‘El Cordobés’ ha saludado dos ovaciones después de que se le pidiera una oreja en cada uno de sus toros, en los que logró conectar con buena parte del público. El presidente no concedió ninguno de los trofeos reclamados por el público y el torero se fue de vacío. Luis Francisco Esplá y Javier Conde no lograron puntuar.

 

CRÓNICA:

Manuel Díaz ‘El Cordobés’ hizo lo más destacado ante los toros de El Pilar y fue quien estuvo más cerca del triunfo en la décimo séptima corrida del abono sevillano.

Luis Francisco Esplá, silencio y silencio.

Manuel Díaz ‘El Cordobés’, saludos tras petición y saludos tras petición y aviso.

Jaiver Conde, silencio y pitos.

La plaza casi se llenó.

En su primero, un toro bueno que se dejó mucho, logró conectar con el público -sobre todo con el de sol- cuando ligó las series por la derecha y al final de la faena, cuando, fiel a sí mismo, ejecutó el salto de la rana. Fue una labor larga que fue rematada de estocada. El público pidió una oreja y el palco no concedió el trofeo, por lo que Manuel Díaz saludó desde el tendido.

El segundo de su lote salió suelto del capote y del caballo, pero fue fijando su embestida en la muleta hasta convertirse en otro toro colaborador. Manuel Díaz basó la faena en la derecha, ejecutando tres primeras series más templadas y logradas. Después la faena bajó algo de tono, pero volvió a remontar ambientalmente al final, con el toro más cerca ya de chiqueros. Otra vez mató de estocada y de nuevo hubo petición, pero el palco le dejó sin trofeo.

Luis Francisco Esplá recibió una fuerte ovación por parte del público maestrante después de su último paseíllo en esta plaza. La despedida del diestro alicantino de la afición sevillana no pudo ser muy lucida. Curiosamente no puso banderillas en ninguno de sus toros. Con la muleta no pudo construir faena con un primer toro que siempre quería irse de la pelea, muy suelto siempre y sin emplearse de verdad. Le robó algunos naturales que fueron lo mejor de su labor. Silencio.

En el cuarto Esplá encontró un toro de corta embestida al que le costó siempre ir hacia delante. Lo intentó el alicantino sin obtener resultados brillantes.

A Javier Conde le correspondió el mejor toro de los de El Pilar, el tercero, que tuvo una embestida clara por los dos pitones. Javier, molestado por el viento, le dio algunos naturales estimables en las primeras series, pero luego comprobó como el público se ponía de parte del toro, de modo que decidió concluir la faena. Su labor fue silenciada.

En el sexto no pudo mejorar. Este toro no remataba las embestidas tanto como su primero pero también servía, de modo que el público recriminó sus probaturas y el diestro malagueño abrevió en su cometido.

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