6º FESTEJO DE ABONO. Martes 17 de abril de 2007.
El diestro Fernando Cruz dio una vuelta la ruedo en el sexto de la tarde, la única en un festejo en el que el ganado de Cebada Gago no se prestó al lucimiento en líneas generales, excepción hecha de los toros cuarto y sexto que se dejaron algo más. Curro Díaz también pudo dejar constancia de su buen toreo en algunas fases de la faena al cuarto, mientras que Fernando Robleño topó con un lote que no le dejó concretar nada en su paso por la Maestranza.
CRÓNICA:
Fernando Cruz dio la única vuelta al ruedo de la tarde. El sexto toro de Cebada Gago se dejó algo más que el resto y le permitió dejar buena impresión, de torero firme y asentado. Cruz comenzó con compostura la faena, dejó un par de series cortas para dosificar al toro y en la tercera hizo romper la faena. Lástima que el toro no le permitiera seguir, al querer irse de la pelea en cuanto Cruz le cogió la mano izquierda. Se fue recto detrás de la espada y tuvo que descabellar una vez, lo que no le privó de dar la vuelta al anillo.
Se lidiaron toros de Cebada Gago, bien presentados y de bonitas hechuras en su mayoría. Se dejaron más cuarto y sexto, aunque sin rematar.
Curro Díaz, saludos y saludos.
Fernando Robleño, silencio y silencio.
Fernando Cruz, silencio y saludos.
La plaza registró dos tercios de entrada en tarde soleada y ventosa.
En su primero padeció las consecuencias de un toro que parecía lastimado y que embestía muy descompuesto a la muleta. No pudo haber lucimiento en la labor de este diestro madrileño.
El toro que abrió plaza fue el más peligroso de la corrida. El de Cebada se mostró intratable por los dos pitones y bastante hizo Fernando Cruz con no descomponerse ante tanta dificultad y riesgo. En el cuarto, en cambio, se encontró con material más manejable y por eso pudo dejar muletazos de calidad en el comienzo de faena y más chispazos en el toreo diestro. Por el pitón izquierdo el toro planteaba más problemas y empezó a agotarse. Digna de reseñar la contundencia estoqueadora de este torero a su paso por Sevilla.
Fernando Robleño tuvo un primer toro que embestía rebrincado. Tan deslucido animal no le permitió constuir faena y tampoco acabó de definirse para bien el quinto, un animal que embestía a la defensiva que terminó echándose antes de que el torero entrara a matar.
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