23º FESTEJO DE ABONO. Domingo 7 de junio de 2009.
Los novilleros Fernando Tendero, Román Pérez y Joao Augusto Moura no han logrado dar ni una sola vuelta al ruedo en el festejo celebrado esta tarde en la Real Maestranza de Sevilla, marcados en definitiva por el escaso juego del ganado.
CRÓNICA:
Fernando Tendero le cogió pronto el aire a su primer enemigo, acertó en la distancia y se templó con capote y muleta. La pena es que el animal, que hizo buena pelea en el caballo, se agotó tras las dos primeras series de muletazos. A su segundo lo recibió a porta gayola para después estirarse en vibrantes verónicas en las que al rematar perdió pie por fortuna sin consecuencia. Fue este novillo otro ejemplar bravo en el caballo y Tendero se salió a los medios con él. Pero allí le molestó el viento y nunca logró acoplarse con el astado.
Se liadiaron novillos de Montealto, bien presentados, quinto y sexto con hechuras de toro, nobles pero apagaditos en el último tercio. Primero y cuarto hicieron pelea de bravo en el caballo y fueron aplaudidos en el arrastre.
Fernando Tendero, leves palmas y división al saludar.
Román Pérez, silencio tras aviso y silencio.
Joao Augusto Moura, palmas y silencio tras aviso.
La plaza registró media entrada.
En banderillas, Pedro Gonzálvez y Félix Jesús Rodríguez saludaron en el tercero y cuarto respectivamente.
Román Pérez volvía a la Maestranza después de la oreja que cortó el pasado día 24 de mayo. Su primero se fue suelto y manseó de salida y llegó al último tercio un tanto descompuesto. Por su parte, el novillero francés no acertó a templarse y se sucedieron los muletazos sin ningún calado. En el quinto de la tarde, se repitió la historia. Este animal derribó en la primera entrada al caballo, recibió tres puyazos, miró siempre por encima de los capotes y en la muleta siempre embistió al paso.
Se presentaba ante la afición de Sevilla el sobrino de Joao Moura al que se le adivinó cierto oficio en el recibo de capa en el primero de su lote, un novillo protestado por su justa fuerza y que echó la carita arriba en banderillas. Con todo Moura lo brindó al público y a base de insistir sacó algunos muletazos de un animal muy parado. En el sexto, con hechuras de toro, estuvo bien a la verónica, sobre todo, por el pitón derecho. Sin embargo, el animal manseó y pronto se cansó de embestir, esperando en banderillas y haciendo que el novillero insistiera en balde.
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