6º FESTEJO DE ABONO. Martes 1 de abril de 2008.
El torero utrerano Luis Vilches se ha llevado la única ovación de la tarde después de hacer un esfuerzo meritorio ante el quinto toro de Cebada. También consiguió buenos momentos en el sexto César Girón, aunque no anduvo fino con la espada y su labor no tuvo recompensa. López Chaves fue silenciado en sus dos toros.
CRÓNICA:
El primer toro de la tarde acusó mansedumbre en los primeros tercios, pero se movió en la muleta, aunque con la cara alta, sin humillar. López Chaves entonó su labor a partir de la tercera serie, justo cuando atacó más al toro y logró ligar los muletazos. El animal acabó muy rajado y después de recibir una estocada tendida comenzó a dar arreones y se lo puso muy difícil al torero salmantino para acabar con su vida. Sonaron dos avisos mientras el torero intentaba descabellarlo.
Se lidiaron seis toros de Cebada Gago, bien presentados y de buenas hechuras en su mayoría. La corrida resultó deslucida en conjunto, el sexto se dejó más.
López Chaves, silencio tras dos avisos y silencio.
Luis Vilches, silencio y saludos.
César Girón, silencio y leves palmas.
La plaza registró más de media entrada.
En el segundo de su lote, López Chaves se encontró con un toro que no se entregaba y que resultaba soso y mirón. Además el de Cebada se agotó pronto, de ahí que los intentos de agradar por parte del torero y su insistencia no tuvieran recompensa.
Luis Vilches tuvo un primer toro que unió a su flojedad una manifiesta falta de casta que lo llevó a refugiarse en tablas, sin querer salir de ese terreno. Vilches lo intentó sacar primero y después quiso torearlo en tablas, pero ni uno ni otro planteamiento resultó válido ante la nula colaboración del enemigo.
El quinto salió desentendido de los capotes, falto de celo, pareció recuperarse algo en la brega, pero ya en la muleta manifestó su corto recorrido desde la primera serie al natural que le planteó Vilches. Ante esta circunstancia el torero entendió que el único camino era arrimarse y lo hizo de forma seria. Su esfuerzo fue recompensado con la única ovación de la tarde.
César Girón debutaba en la Feria de Abril y para su estreno tuvo al toro más manso de la corrida de Cebada. Tuvo que ser perseguido por el picador y en la muleta rehusaba constantemente la pelea, volviéndose al revés. Girón lo intentó todo en una labor insistente que no pudo resultar brillante aunque sí meritoria.
Las mejores series de muletazos corrieron a cargo de Girón en el sexto. Fueron tres tandas con la derecha ligadas y templadas al toro que más se dejó de la corrida. Sonó la música y se caldeó el ambiente, pero la faena no tuvo continuidad cuando el torero cogió la zurda pues el toro se quedaba muy corto por ahí. Todo decreció en intensidad y Girón pinchó varias veces, lo que le apartó de toda opción de triunfo.
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