alt12º FESTEJO DE ABONO. Lunes 7 de abril de 2008. 

La feria tiene un nuevo triunfador en la figura de José Mari Manzanares, que cuajó una excelente faena al sexto de la tarde y le cortó las dos orejas debajo de un fuerte aguacero. Manzanares hizo lo mejor de una tarde en la que hubo ovaciones para Enrique Ponce en su primero y Castella en el quinto, con el que se pegó un arrimón que caló en el tendido.

 

CRÓNICA:

Manzanares ha aumentado su balance en esta feria al cortar las dos orejas del sexto de la tarde en una faena donde volvió a salir a relucir el toreo de calidad de este joven diestro alicantino. La faena creció en intensidad y tuvo momentos de gran belleza, llegando mucho a los tendidos. Poco importó que a la mitad del trasteo comenzara a llover con fuerza, ya que el torero se creció y el público no perdió el hilo de una buena faena que fue rematada de estocada y llevó al joven Manzanares a pasear dos orejas.

Se lidiaron seis toros de Juan Pedro Domecq, deiguales de juego. Los que tuvieron más posibilidades fueron el quinto, un toro con transmisión, y sobre todo el sexto, que sacó más fondo que los demás.

Enrique Ponce, saludos y silencio.

Sebastián Castella, silencio y saludos.

Manzanares, silencio y dos orejas.

Lleno de ‘no hay billetes’ en tarde muy ventosa y con lluvia al final.

En su primero, Manzanares poco pudo hacer. Tuvo que porfiar con un toro que no se empleaba y con el viento en una labor al hilo de las tablas que no tuvo eco en el tendido.

Ponce fue ovacionado en el primero de su lote después de torear con temple y compostura a un toro que no transmitía absolutamente nada. También tuvo que transcurrir esta faena pegada a tablas por el fuerte viento reinante y debido a ello y la falta de fondo del astado no pudo remontar vuelo. Mató Ponce de estocada casi entera de efecto rápido.

En el cuarto de la tarde, sobrero del hierro de Parladé, el público obligó al torero a ser breve. No querían ver la lidia de un toro mermado de fuerza que había sido protestado en los primeros tercios y que la presidenta no había devuelto a corrales como sí hizo con el titular. No tuvo opción el torero.

Sebastián Castella sufrió como nadie el efecto del viento en su primero, al que se llevó a la zona más desprotegida del ruedo, los medios. Allí plantó cara a un toro de corta embestida y además encontró siempre la dificultad añadida de un auténtico vendaval. La faena por tanto no pudo resultar lucida.

El sexto toro fue protestado de salida, pero Castella lo vio claro, lo brindó y comenzó la faena con uno de sus pases cambiados por la espalda. Con esto centró la atención del público, que siguió con mucho interés una faena en la que el diestro francés consintió mucho a su enemigo y se mostró valiente. Castella se ganó el respeto del público, pero pinchó antes de cobrar una estocada y perdió toda opción a premio.

 

 

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