altFESTEJO DE ABONO. Sábado 13 de abril de 2013.

José Mari Manzanares culminó su gesta de matar seis toros en solitario en Sevilla cortando las dos orejas al último toro, un buen ejemplar de Juan Pedro Domecq que le permitió hacer el toreo de calidad al que tiene acostumbrada a la afición de Sevilla. En los otros toros Manzanares no halló la materia prima necesaria para triunfar.

 

CRÓNICA:

La tarde se puso cuesta arriba para Manzanares. Pasaron cinco toros sin que el torero alicantino pudiera tocar pelo, pero en el sexto -casi in extremis- Sevilla supo animar a Manzanares, que cuajó una actuación muy completa y se hizo con el triunfo. Dos orejas que ayudaron a que la gente se fuera con buen sabor de boca de la plaza.

Se lidiaron seis toros de distintas ganaderías. Por orden: Núñez del Cuvillo, Domingo Hernández, Victorino Martín, El Pilar, un sobrero de Juan Pedro Domecq y uno, el sexto, de Juan Pedro Domecq.

José María Manzanares, ovación, silencio tras aviso, silencio, silencio, silencio y dos orejas.

La plaza registró lleno de ‘no hay billetes’. Se guardó un minuto de silencio en memoria de Dolores Aguirre.

Se desmonteraron Juan José Trujillo y Luis Blázquez en el tercero y de nuevo Trujillo, Curro Javier y Bázquez en el sexto.

La tarde comenzó con un minuto de silencio en memoria de la ganadera Dolores Aguirre. Al silencio le siguió una cerrada ovación de bienvenida y apoyo a Manzanares en esta importante cita.

El primer toro fue el de Cuvillo y Manzanares se lució en el recibo de capa y en un quite posterior por chicuelinas. Lo supo administrar muy bien, dándole mucho tiempo en el comienzo de la faena de muleta. Esto le vino muy bien al toro y pudo ligar varias series buenas por el lado derecho dejando la muleta puesta. Sacó todo el partido a un toro que pecó de soso y lo mató de estocada. Fue ovacionado.

En segundo lugar se lidió el de Domingo Hernández, un toro que puso en aprietos a la cuadrilla, metiéndose por dentro en el capote y cortando en banderillas. Manzanares se dobló con él de forma muy torera en el inicio de faena, lo sacó a los medios y ligó una buena serie por la derecha. Al natural el toro se lo pensaba más y apretaba pero Manzanares tragó y le sacó una serie muy meritoria. La faena se vio interrumpida por un desarme y ya no pudo tomar vuelo de nuevo aunque el torero siguió firme y predispuesto. A este lo pinchó. Silencio.

 

El de Victorino Martín fue aplaudido de salida y Manzanares bregó muy bien con él en una lidia capotera sobre los pies que llegó mucho al público. Manseó en el caballo, siendo fuertemente castigado. El toro careció de fijeza y sembró desconcierto en el tercio de banderillas. Pese a ello Trujillo clavó un gran par y se desmonteró, sonando incluso la música en su honor. Manzanares planteó la faena sobre el pitón izquierdo, logrando una primera serie de mérito. En la segunda un desarme rompió el hilo de la faena y el toro a partir de ahí cambió a peor, limitando la labor del torero y poniéndole en más de un aprieto. El torero resolvió con oficio y de nuevo falló con la espada, esta vez de forma reiterada. Sonó un aviso.

El cuarto, de El Pilar, salió embistiendo con temple al capote de Manzanares y el torero se gustó en lances acompasados. El toro pecó de falta de fuerza y fue protestado. El torero lo sacó a los medios pero el toro claudicaba al menor intento de tomar la muleta. Lo intentó pero no había enemigo, de modo que ante las protestas del público se tuvo que ir a por la espada. También pinchó.

En quinto lugar se lidió un sobrero de Juan Pedro Domecq que sustituyó al titular de Toros de Cortés, muy flojo. Manzanares fue desarmado cuando toreaba de capa, desluciendo el recibo. El toro se derrumbó antes de comenzar el tercio de banderillas y llegó a la muleta sin fuerza. El diestro de Alicante lo sacó a los medios y lo cuidó, consiguiendo ligar una primera serie. La segunda por ese mismo pitón fue mejor y sonó la música. En la tercera bajó el tono de la faena y en la cuarta la música paró. No se acabó de redondear la faena aunque hubo momentos de calidad. Tampoco funcionó la espada.

Sevilla demostró su sensibilidad y su memoria en la ovación que dedicó al protagonista de esta encerrona antes de salir el sexto. Este calor le hizo tomar fuerza e irse a portagayola, protagonizando un recibo de capa de gran emoción. Dio tres largas cambiadas, verónicas a pies juntos y media de rodillas. La plaza despertó. Se lució también en un quite por tafalleras. Y su cuadrilla al completo se desmonteró en el tercio de banderillas. Manzanares brindó al público y comenzó  con una buena serie diestra que creó ambiente en la plaza. La segunda fue más redonda y en la tercera hubo muletazos de preciosa factura. La faena crecía y también al natural hubo muletazos de gran belleza. Al cambiar de nuevo a la derecha volvió a subir el tono en una serie cuajada rematada con un largo cambio de mano. Mató recibiendo y corto las dos orejas a pesar de tener que descabellar. La tarde tuvo un final feliz.

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