alt15º FESTEJO DE ABONO. Jueves 30 de abril de 2009. 

José Mari Manzanares se ha reafirmado como uno de los triunfadores de la Feria de Abril al cortar la única oreja de la tarde a un sobrero de El Serrano al que toreó muy despacio, logrando los mejores momentos de la corrida. Sus compañeros de cartel, El Fandi y Talavante, se fueron de vacío al no tener colaboración en sus correspondientes lotes.

 

CRÓNICA:

José Mari Manzanares hizo lo mejor de la tarde en el segundo toro, un sobrero de El Serrano que fue el único que ofreció posibilidades de lucimiento dentro de una corrida de Torrealta de escaso juego.

Se lidiaron cuatro toros de Torrealta, un sobrero de Gavira -el primero- y otro de El Serrano -segundo-, desiguales de comportamiento, aunque de escaso juego. El sobrero de El Serrano fue el mejor.

El Fandi, silencio y saludos.

Manzanares, oreja y silencio.

Alejandro Talavante, silencio y silencio.

La plaza se llenó.

El toro titular fue devuelto por claudicar constantemente, de modo que en su lugar salió un sobrero de 595 kilos que tambien estaba justo de fuerza, pero que embestía con buen son y nobleza. Manzanares lo entendió muy bien desde el principio y lo toreó muy despacio en tres series diestras de ritmo lento rematadas con preciosos trincherazos y cambios de mano. Manzanares creó ambiente de triunfo aunque la faena se vino a menos porque el toro se fue desinflando. Mató de estocada y el público reclamó la oreja para el diestro alicantino. Fue el primero y el único triunfo de la tarde.

En el segundo de su lote Manzanares no pudo aumentar el triunfo. Por mucho que se empeñó en meter en la muleta y hacer andar a un toro sin raza, no pudo lograr su propósito de lucirse. Le limitó siempre un animal sin ningún fondo que se acabó muy pronto. Mató de media y su labor fue silenciada.

El Fandi abrió plaza con un toro muy flojo que fue devuelto a corrales. En su lugar salió un sobrero de Gavira nada sobrado de fuerza que apenas podía desplazarse en la faena de muleta. Por esta razón, El Fandi sólo pudo lucir en un templado recibo de capa y en el tercio de banderillas. El toro acabó por derrumbarse y tuvo que ser apuntillado.

El Fandi intentó calentar en los primeros tercios del segundo de su lote. Dio espectáculo en banderillas y comenzó la faena de muleta de rodillas, pero pronto apreció que el de Torrealta no se desplazaba, limitando su cometido. Para colmo de males, el toro se hizo daño en una para y el torero tuvo que entrar a matar.

Alejandro Talavante, otro de los triunfadores del ciclo, no encontró posibilidades de lucimiento en un lote sin raza. Su primero era muy flojo y acusaba cualquier esfuerzo, protestando además si el torero le aliviaba por alto. Ante un animal así, que además se paró enseguida, resultaba imposible hacer algo mínimamente emotivo, de modo que Talavante abrevió.

La labor de Talavante en el sexto fue muy similar. Otro toro sin fondo no le permitió lucimiento alguno. El diestro pacense lo intentó, pero sin resultado.

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