18 FESTEJO DE ABONO. Domingo 15 de junio de 2014.

No hubo triunfo en la quinta novillada de abono celebrada esta tarde en Sevilla, donde Mario Diéguez, Tomás Campos y Juan Pablo Llaguno se llevaron ovaciones del público sevillano. El ganado de Javier Molina no acabó de romper y ninguno de los tres espadas consiguieron tocar pelo en la Maestranza, en la que todavía flotaba el recuerdo de la histórica tarde vivida el domingo anterior.

CRÓNICA:

Los tres toreros dejaron detalles en la novillada, pero ninguno alcanzó la meta del triunfo. Mario Diéguez demostró buen gusto, Tomás Campo destacó por su solvencia y el mexicano Llaguno por sus buenas maneras, pero el ganado no les ayudó lo suficiente.

Se lidiaron seis novillos de Javier Molina, bien presentados. No acabaron de romper. Se dejaron más primero y quinto.

Mario Diéguez, ovación y ovación.

Tomás Campos, silencio tras aviso y ovación.

Juan Pablo Llaguno, silencio tras aviso y ovación.

Menos de media plaza en tarde de calor.

Mario Diéguez se fue a recibir a su primer novillo de forma curiosa, muy cerca de chiqueros, pero en el tercio, toreando a la verónica con voluntad pero sin mucha limpieza. Dejó detalles en el comienzo de faena y demostró buen gusto en la primera serie al natural. Después el novillo se acostó por este pitón y cambió a la derecha, dejando un par de series con compostura que fueron lo mejor de su actuación. Siguió por ese pitón pero la faena se fue diluyendo. Mató de media. Ovación.

En el segundo de su lote, Diéguez lanceó voluntarioso en el tercio. Con la muleta el novillo se paró mucho y terminó por no pasar, reponiendo e imposibilitando el lucimiento del muchacho, que pecó de insistencia ante un animal sin opciones. Mató bien. 

El segundo de la tarde embistió con brusquedad y no dejó a Tomás Campos lucirse de capa. Brindó a Diego Urdiales y se encontró con un novillo mansón y sin fijeza al que le tragó con firmeza tanto con la derecha como al natural. Hizo una faena de mérito, muy por encima de las condiciones de su oponente. Mató de estocada y tres descabellos. Silencio.

En el quinto se dio la curiosidad de que en el arranque de la faena se enredó el estoque de ayuda en el rabo del novillo, permaneciendo así buena parte de la faena. Fue el novillo más manejable y Campos le dio buenas series por la derecha hasta que el animal se distrajo y empezó a desentenderse. De nuevo hubo mucha firmeza en la labor del extremeño, que aguantó mucho al natural hasta que el de Molina se rajó por completo. 

Juan Pablo Llaguno gustó en el recibo de capa al tercero, al que dio buenos  lances ganando terreno y rematados con buena media. A la muleta el novillo llegó brusco y cuando logró atemperarlo le dio buenas series con la derecha. Cuando cambió a la izquierda, el novillo estaba ya desentendido y rajado y le impidió redondear. Estocada delantera. Silencio.

El sexto fue un astado bastante parado al que le Llaguno sacó algunos pases por el lado derecho a base de insistencia. Por el izquierdo tuvo más complicación. Cuando se paró por completo, el mexicano  se pegó un arrimón antes de dejar una buena estocada y de esa forma concluyó la tarde en Sevilla. 

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