7º FESTEJO DE ABONO. Miércoles 2 de abril de 2008.
Los diestros Antonio Barrera y El Capea recogieron sendas ovaciones en la séptima de abono, una tarde en la que los toros salmantinos de Valdefresno tampoco permitieron triunfos rotundos. Capea fue ovacionado en el primero de su lote y Barrera en el quinto. Matías Tejela también se fue de vacío.
CRÓNICA:
Antonio Barrera se encontró con un primer toro flojo y parado que acusó las dos vueltas de campana que dio en el primer tercio. Poco pudo hacer ante un animal que no transmitía nada, aunque el torero sevillano lo intentó.
Cinco toros de Valdefresno, bien presentados y de escaso juego, dejándose más el tercero y cuarto aunque agotaron pronto sus embestidas. El segundo fue un sobrero del Conde de la Maza, complicado pero que se dejó por el lado izquierdo.
Antonio Barrera, silencio y saludos.
Matías Tejela, silencio y silencio.
El Capea, saludos y silencio.
La plaza registró más de media entrada.
En el segundo de su lote pudo componer algunas series por el lado derecho que fueron bien recibidas por el público. Primero se dobló con buen gusto y después ligó muletazos a base de atacar al toro por su pitón más potable. Este animal acabaría rajado, sin dejar a Barrera rematar su labor. Mató de estocada y escuchó una ovación.
Matías Tejela se las vio con un sobrero del Conde de la Maza que lo puso en apuros por el pitón derecho, pero que por el izquierdo se dejó algo más. Tejela se mostró decidido y sacó algún que otro muletazo de valor en una faena que fue seguida con interés por el público.
El quinto huyó de caballos y banderilleros y protestó cuando Tejela quiso torearlo en redondo. Poco después este manso ejemplar se paró, rajado por completo, sin permitir hacer nada positivo a su matador.
El Capea entonó la tarde en la faena a su primero, un toro potable dentro de un conjunto con pocas posibilidades. El diestro salmantino pudo ligar tres series diestras estimables, la tercera de ellas rematada con un bonito cambio de mano. Por el lado izquierdo fue desarmado y el toro y la faena se vinieron a menos. Mató de estocada y recibió una ovación.
En el sexto no tuvo muchas opciones ante un astado que las pocas veces que pasó por la muleta lo hizo sin clase ni entrega hasta acabar cantando la gallina y buscando descaradamente chiqueros.
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