alt22º FESTEJO DE ABONO. Domingo 24 de mayo de 2009. 

El novillero francés Román Pérez ha cortado una oreja en la novillada celebrada esta tarde en la Maestranza, en la que dos novillos de Juan Antonio Ruiz ‘Espartaco’, que debutaba como ganadero en esta palaza, han sido ovacionados en el arrastre.

 

CRÓNICA:

El novillero francés Román Perez ha cortado una oreja después de una buena faena al segundo de la tarde rubricada con una buena estocada. El novillero de Arles ha realizado lo más destacado en la novillada en la que Espartaco debutó como ganadero en la Maestranza sevillana.

Se lidiaron novillos de Juan Antonio Ruiz Román ‘Espartaco’, bien presentados y nobles y dejándose salvo cuarto y quinto, más complicados. Segundo y sexto fueron ovacionados en el arrastre.

Julio Parejo, silencio y silencio.

Román Pérez, oreja y silencio.

Daniel Sotillo, silencio tras aviso y ovación.

La plaza registró más de media entrada en tarde agradable.

Saludaron en banderillas Javier Ambel en el cuarto y Antonio Pablo Ruiz en el sexto.

Romén Pérez brindó al público la faena al primero de su lote, un novillo que no paró de embestir al que aprovechó para forjar el primer y único triunfo de la tarde. Comenzó la faena por alto y a continuación ligó tres series con la derecha que crearon buen ambiente e incluso hicieron sonar la música. Al natural se templó bien y también destacó en los remates de las series con un novillo que fue a más. Dos tamdas con la derecha con más verticalidad cerraron una faena bien rematada con la espada, lo que puso la oreja en manos del novillero.

En el segundo de su lote no tuvo tanta colaboración. El novillo de Espartaco fue más complicado -se metía por los dos pitones- y Román Pérez no pudo confiarse en ningún momento de la faena, siendo silenciada su labor.

Abrió plaza Julio Parejo, un novillero extremeño que se encontró con un primer astado mansón que acabó por rehuir la pelea. Aunque no comenzó mal la faena con una primera serie entonada, un novillo noble pero muy suelto se encargó de deslucir su labor.

Fue silenciado en ese primer astado de la tarde, igual que en el cuarto, un animal mirón y reservón con el que hizo un esfuerzo por sacarle algún partido pero sin obtener resultado positivo.

Daniel Sotillo dejó detalles de calidad en su primero, sobre todo en dos tandas de derechazos que le salieron templadas. Más tarde sufriría un desarme y su labor fue a menos porque el novillo, aunque noble, se fue parando. Su labor fue silenciada tras escuchar un aviso.

El sexto fue un novillo que se comportó con bravura en el caballo. Daniel Sotillo se lo llevó los medios para comenzar una faena que no acabó de romper en las primeras series. Conforme avanzó el trasteo el novillero se enfadó más, consiguiendo algunos muletazos que sin embargo no dejaron satisfecho al público que ovacionó con más fuerza al astado que al novillero.

 

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