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PRIMERA DE PROMOCIÓN. Jueves 1 de julio de 2010. 

No hubo triunfos enla novillada que abrió el ciclo de promoción en la Maestranza sevillana. Los seis novilleros integrantes del cartel se fueron de vacío y con un buen puñado de avisos por el mal manejo de los aceros.

 

CRÓNICA:

Eduardo Pereira, de la Escuela de Madrid, se mostró puesto y muy suelto de capa. Con la muleta, sin embargo, no acabó de acoplarse, tropezándole mucho el engaño el novillo de Guardiola y siendo desarmado en dos ocasiones. Mató de pinchazo y estocada. Palmas.

Se lidiaron novillos de Hdros de D. Salvador Guardiola, bien presentados y desiguales de comportamiento, aunque manejables casi todos.

Eduardo Pererira, de la Escuela de Madrid, palmas.

Paco Velázquez, de la Escuela de Sevilla, silencio tras aviso.

Borja Álvarez, de la Escuela de Alicante, silencio tras aviso.

Antonio Puerta, de la Escuela de Murcia, silencio tras dos avisos.

David Martín, de Galapagar, silencio tras aviso.

Dorian Paul, de la Escuela de Beziers, silencio tras aviso.

Un cuarto de entrada.

Paco Velázquez, de la Escuela de Sevilla, estuvo aseado con el capote. La faena alcanzó sus mejores momentos al natural, lado por el que se acopló mejor con un novillo que se dejaba pero no acababa de entregarse. La faena fue seguida con interés por el tendido. Mató de pinchazo hondo y varios descabellos. Silencio tras aviso.

Borja Álvarez, de la Escuela de Alicante, estuvo bien con el capote, en el recibo inicial y en el posterior quite por chicuelinas. La faena de muleta la basó en la quietud y ligazón de los muletazos, demostrando mayor oficio que sus compañeros. Varias series por la derecha tuvieron calidad y compostura. Lástima que fallara con la espada. Silencio tras aviso.

Antonio Puerta, de la Escuela de Murcia, se fue a portagayola en el cuarto, mostrándose animoso con el capote. En la muleta el de Guardiola repetía y Puerta ligó con mucha quietud. Ese fue el punto fuerte de su actuación ante un buen novillo. Mató mal y llegó a escuchar dos avisos.

David Martín, que llegaba desde Galapagar, fue desarmado en varias ocasiones, sin lograr que la faena levantara vuelo. Se le notó bastante inexperto. Recetó una buena estocada, pero al no caer el novillo tuvo que entrar de nuevo y descabellar una vez. Silencio tras aviso.

El francés de la Escuela de Beziers Dorian Paul brindó al público su faena al sexto. El novillo tuvo mucho carbón y al chaval de costó dominarlo sobre todo porque no acertó a bajarle la mano. No hubo ni quietud ni acoplamiento en su labor. Solo al final se confió un poco más. Mató de estocada y descabello. Silencio tras aviso.

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