alt9º FESTEJO DE ABONO. Viernes 4 de abirl de 2008. 

No hubo triunfos en el viernes de preferia. La labor de los toreros fue silenciada excepto la primera faena de Castella, que fue aplaudida, y la segunda de Javier Conde, para quien sonaron pitos. Por lo demás, la tarde no acabó de romper aunque hubo algunos apuntes interesantes por parte de toros y toreros.

 

CRÓNICA:

El primer toro de la tarde se mostró justo de fuerza en los primeros tercios. Javier Conde brindó la faena a Litri hijo, que asistía a la corrida desde una barrera, y el comienzo del trasteo tuvo compostura ante un toro que acusaba su flojedad pero que tenía clase. En las series siguientes, Conde no llegó a sentirse cómodo en ningún momento y el público se lo recriminó. Mató mal y su labor fue silenciada.

Se lidiaron seis toros de Torrealta, bien presentados y de juego desigual. Fueron ovacionados en el arrastre primero y cuarto.

Javier Conde, silencio y pitos.

Sebastián Castella, aplausos y silencio.

Alejandro Talavante, silencio y silencio.

La plaza registró lleno de ‘no hay billetes’ en tarde calurosa.

En el segundo de su lote protagonizó un vibrante recibo de capa abrochado con buenas medias que denotaron buena disposición por parte del torero. Después de una pelea brava del toro en el caballo, el comienzo de faena hizo albergar esperanzas, que no se concretaron porque el toro se mostró quizá demasiado exigente para este torero. Esta vez el público ovacionó al toro y  pitó al torero.

Sebastián Castella dio buenos lances a pies juntos a su primero, un toro que se empleó en varas y que le permitió comenzar la faena de forma brillante, con estatuarios y bonitos muletazos por bajo. Cuando Castella toreó en redondo, al de Torrealta le costó más, protestando y mostrándose inconstante en su embestida. La faena por ello no pudo tomar vuelo. Mató de estocada y le aplaudieron, sin la fuerza necesaria para que el torero saliera a saludar.

En el segundo de su lote, Castella se fue a los medios, pero el astado presentó complicaciones que molestaron al torero antes de rajarse por completo. La faena no pudo tomar vuelo y la labor de Castella fue silenciada después de dejar un metisaca y tres descabellos.

Alejandro Talavante tuvo un primer toro con movilidad pero de embestida picante. El pacense no pudo impedir que el toro le tocara insistentemente los engaños, lo que no gustó demasiado al público maestrante, que se lo recriminó.

El sexto toro tuvo un buen principio, permitiendo a Talavante ligar un par de series estimables, pero después de esto el toro se aplomó y la faena no pudo seguir creciendo. Tras pinchazo y estocada, la labor del torero fue silenciada.

 

 

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