12º FESTEJO DE ABONO. Lunes 23 de abril de 2007.
Alejandro Talavante consigue abrir la Puerta del Príncipe después de una completa actuación. El torero pacense ha estado muy centrado en los dos toros de su lote, pero ha conseguido entusiasmar al público de la Maestranza en la faena al sexto, que ha tenido momentos de gran calidad en el toreo con ambas manos, pero sobre todo al natural. Morante de la Puebla, después de ser abroncado en su primero, logró sacarse la espina y cortar las orejas al quinto después de una faena inspirada y muy bien puesta en escena. Jesulín se fue de vacío en su despedida de la Feria de Abril.
CRÓNICA:
Alejandro Talavante ha sido el gran triunfador de la tarde. Después de impactar con sus formas en su primera comparecencia maestrante, esta vez ha conquistado al público, que le ha abierto la Puerta del Príncipe.
Se lidiaron toros de Núñez del Cuvillo, el tercero sobrero del mismo hierro, bien presentados y desiguales en su comportamiento, destacando quinto y sexto.
Jesulín de Ubrique, silencio y silencio.
Morante de la Puebla, bronca y dos orejas.
Alejandro Talavante, oreja y dos orejas.
La plaza registró lleno de no hay billetes.
Comenzó templando muy bien la embestida del primero de su lote, un sobrero muy serio al que se llevó a los medios para ligar series diestras con compostura y aguante. También se acopló al natural y la faena creció en intensidad, aguantando que el toro se le venciera cuando ya no quería embestir más. Todo esto gustó al público, que puso una oreja en su mano después de matar el torero de estocada atravesada y un descabello.
Talavante volvió a estar muy centrado en el sexto, toro con calidad al que dio todas las ventajas y aprovechó por completo en una faena larga pero intensa que fue saboreada por el público sevillano. Lo mejor llegó al final del trasteo, cuando el toro parecía agotado pero el torero insitió hasta sacarle todo el jugo, dibujando naturales de gran belleza. Ahí fue cuando la plaza entera se volcó, igual que el torero en la estocada que puso en su mano las dos orejas y la llave de la Puerta del Príncipe.
Morante de la Puebla no quiso ni ver a su primero, toro que no humillaba pero que no presentaba mayores problemas para el torero. Su inhibición provocó la bronca más sonora de lo que va de Feria. Pero el público le perdonaría en el quinto, donde el torero de La Puebla se fue a portagayola en una reacción insólita. El recibo de capa tuvo vibración y ya predispuso a la gente para el perdón. Morante hizo un aplaudido quite por delantales y en la faena logró buena plasticidad desde el comienzo. Las series, aunque separadas en el tiempo porque el toro se ponía a escarbar, resultaron vibrantes, lo que unido a una puesta en escena muy artística fraguó el triunfo del torero. Cuando la gente pedía una oreja, el presidente sacó de golpe los dos pañuelos y el torero paseó los dos apéndices.
Jesulín de Ubrique no pudo brillar en su despedida de la Feria de Abril. Su primer toro tuvo nobleza, pero estuvo escaso de motor y no prestó vibración a la labor del torero. El cuarto embistió rebrincado por falta de fuerzas y debido a esto también se defendió. Los intentos del torero de Ubrique no sirvieron de nada ante un toro desrazado. Mató mal de metisaca en el sótano y descabello y se fue en silencio de la Maestranza.
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