Plaza de Toros de la Maestranza – Empresa Pagés

Tamayo da una vuelta al ruedo y gustan las formas de Villalba

altPRIMERA NOVILLADA DE PROMOCIÓN. Jueves 2 de julio de 2006.  

La novillada que abrió el ciclo de festejos nocturnos en la Maestranza tuvo dos nombres destacados. El gaditano Ramón Tamayo dio la única vuelta al ruedo de la noche al destacar sobre todo en el toreo al natural. Mientras que el lebrijano José Luis Villalba sobresalió por sus excelentes formas en el manejo del capote y la muleta, aunque perdió el premio de la oreja por el mal manejo de la espada.

 

CRÓNICA:

Miguel Escot, novillero nacido en San Sebastián que fue alumno de la Escuela de Jerez, recibió a su novillo con una larga cambiada. Con la muleta practicó un toreo vertical en el que aprovechó las embestidas del novillo para ligar muchos muletazos, aunque no siempre conectó con el tendido. Mató de buena estocada y fue ovacionado.

Se lidiaron erales de Villamarta, bien presentados y de juego variado.

Miguel Escot, saludos.

Ramón Tamayo, vuelta al ruedo tras petición.

David Oliva, silencio tras dos avisos.

Felipe Peña, silencio tras dos avisos.

José Luis Villalba, saludos.

Diego Lleonart, palmas de despedida.

La plaza registró menos de un cuarto de entrada.

Ramón Tamayo, alumno de la Escuela de San Fernando, dio la única vuelta al ruedo de la noche. Toreando al natural hizo romper a un novillo mansito al que llevó bien, con la mano baja y buen trazo, en varias series por ese pitón, ya que por el lado derecho el novillo se quedaba más corto. Se pidió una oreja para él pero el presidente no concedió el trofeo y se tuvo que conformar con pasear el anillo.

David Oliva, de la Escuela Paquiro de Chiclana e hijo de Emilio Oliva, no brilló con el capote, pero estuvo dispuesto ante un novillo molesto y deslucido en su embestida. Los mejores momentos de su actuación llegaron al natural y abrochó su faena con manoletinas. Pero su talón de aquiles fueron la espada y el descabello, con los que falló reiteradamente, llegando a escuchar dos avisos.

El sevillano Felipe Peña no mostró quietud con el capote. Muleta en mano, se las vio con un novillo rebrincado y áspero por el pitón derecho y algo más suave por el izquierdo, por donde llegaron los pasajes más interesantes de su faena. Fue desarmado cuando más se entonaba su actuación y sufrió además una voletereta cuando toreaba al natural. También falló con los aceros y escuchó dos avisos.

El mejor toreo de capote de la noche lo hizo José Luis Villalba, que es de Lebrija pero pertenece a la Escuela de Jerez. El chaval demostró además tener muy buen trazo y empaque en el toreo de muleta, logrando una faena que tuvo una fase final de gran nivel, calentando el ambiente para un posible triunfo. Pero el premio no llegó porque Villalba pinchó con la espada. Se tuvo que conformar con saludar desde el tercio pese a ser uno de los destacados de la noche.

El castellonense Diego Lleonart tuvo el novillo menos colaborador de la noche, un animal que se quedó corto antes de pararse. El novillero lo intentó y denotó buen oficio, pero su oponente no le dejó brillar. Eso sí, mató muy mal, lo que restó puntos a su esfuerzo.

 

 

Salir de la versión móvil