alt14º FESTEJO DE ABONO. Miércoles 25 de abril de 2007. 

La lluvia deslució al final un festejo en el que no se cortaron orejas, pero que tuvo momentos interesantes, sobre todo, los protagonizados por El Cid en el último toro de la tarde en ruedo completamente encharcado. Esa faena fue seguida con intensidad desde el tendido y de no ser por el mal uso de la espada, el torero de Salteras habría tocado pelo. También El Juli estuvo muy decidido en el quinto, precisamente cuando comenzó el fuerte aguacero. La labor de Miguel Abellán fue silenciada en sus dos toros.

 

CRÓNICA:

Bajo una fuerte lluvia se desarrollaron los momentos más interesantes de la tarde. Destacó sobre todo la faena realizada por Manuel Jesús El Cid al último toro de la corrida, uno de los dos de Juan Pedro Domecq que completaron el encierro de Victoriano del Río. Fue el toro más colaborador de la corrida y El Cid lo entendió muy bien, cuajando series por ambos pitones que calaron en los mojados tendidos. Al de Salteras no le importó el mal estado del ruedo y toreó con temple y ligado a un toro que embestía mejor por el lado derecho. La faena toreó con buenos muletazos a dos manos y sólo la espada privó al de Salteras de tocar pelo.

Se lidiaron dos toros de Victoriano del Río y dos -cuarto y sexto- de Juan Pedro Domecq. Los titulares no dieron mucho juego, a excepción del quinto, que de dejó más. Los de Juan Pedro tuvieron más movilidad.

Miguel Abellán, silencio y silencio.

Julián López ‘El Juli’, silencio y saludos.

Manuel Jesús ‘El Cid’, silencio tras aviso y silencio tras aviso.

La plaza registró lleno de ‘no hay billetes’ en tarde que terminó con lluvia.

En el primero de su lote, El Cid poco pudo hacer salvo intentar recoger la siempre huidiza embestida del toro de Victoriano del Río. Dios algunos muletazos estimables, pero el toro no permitió redondear el conjunto y El Cid fue silenciado tras escuchar un aviso.

El Juli también hizo un esfuerzo en el cuarto toro, precisamente cuando rompió el aguacero en la Maestranza. El torero brindó al público y pasó por alto al toro en el inicio de faena. Luego ligó los muletazos en tres series y cuando el toro se vino a menos se metió entre los pitones, practicando un toreo de cercanía. Tras ese esfuerzo pinchó y perdió toda opción de triunfo.

En el segundo de la tarde, El Juli no pudo hacer nada ante un animal inválido y posiblemente lastimado en su encuentro con el caballo de picar. Las caídas constantes del toro impidieron todo lucimiento.

Miguel Abellán se fue a portagayola en sus dos toros. Su primero tuvo una embestida muy desigual y la faena del madrileño no remontó vuelo. Su labor fue silenciada, igual que en el cuarto, el otro toro de Juan Pedro Domecq que sí se dejó más, permitiendo al torero ligar series de muletazos que no acabaron de tener eco en el tendido.

 

 

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