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26º FESTEJO DE ABONO. Domingo 20 de junio de 2010. 

Los novilleros José María Arenas y José Arévalo han dado una vuelta al ruedo cada uno en la novillada celebrada esta tarde en Sevilla, en la que el mexicano Diego Silveti resultó herido al entrar a matar a su primer novillo sufriendo una cornada en el muslo izquierdo de pronóstico menos grave, que le impidió seguir la lidia siendo hospitalizado.

 

CRÓNICA:

Variado y con ganas se mostró José María Arenas en su primero, al que recibió a la verónica y realizó un vistoso quite por faroles. Rivalizó en quite con José Arévalo que hizo el suyo también por faroles, respondiendo Arenas por lopecinas. Ambos novilleros compartieron tercio de banderillas en el que el novillo tuvo un son extraordinario. Mantuvo el interés en el inicio de faena con una serie de derechazos por el pitón derecho rodillas en tierra rematadas con un templado pase por alto. Pero que, el novillo se quedó más cortito a partir de la segunda serie y el desarme que sufrió el novillero en la tercera, terminó de diluir las posibilidades de triunfo. A su segundo, más vasto de hechuras, lo recibió con una larga cambiada de rodillas para después tirarse a la verónica. Puso banderillas esta vez con más voluntad que acierto y ligó algunos muletazos cuando acertó a dejarle la muleta puesta. Sin embargo, el novillo no rompió y se paró en seco. En el que mató por Silveti, volvió a lucir en el toreo de capa, sobre todo, en un quite por navarras. El novillo, el mejor del encierro, embistió largo y muy humillado, templándose el novillero en varias series por ambos pitones. Perdió la oreja porque, al contrario, que en sus dos primeros novillos, está vez falló con la espada.

Se lidiaron novillos de El Serrano, bien presentados, más vastos tercero y cuarto y desiguales de juego. Primero, segundo y sexto con mucha movilidad fueron los mejores, se agotó pronto el tercero, se paró el cuarto, y acabó rajadito el quinto.

José María Arenas, ovación con saludos, saludos y vuelta al ruedo en el que mató por Silveti.

José Arévalo, vuelta tras petición y silencio.

Diego Silveti, palmas cuando pasaba por su propio pie a la enfermería.

Más de media plaza de entrada en tarde agradable con rachas de viento que molestaron a los toreros.

PARTE MÉDICO: Herida por asta de toro en cara interna superior de muslo izquierdo que atraviesa aponeurosis y dislacera fibras del abductor mayor en una trayectoria de 5 cm hacia arriba y otra de 12 cm hacia abajo y fuera. Se interviene con anestesia raquídea practicándosele limpieza, colocación drenajes y sutura de planos musculares, aponeuróticos y piel. Se traslada a la Clínica Sagrado Corazón. Pronóstico: Menos grave.

José Arévalo se mostró toda la tarde muy en novillero, siempre bullidor y en constante contacto con el tendido. A sus dos novillos los recibió a porta gayola, toreando después bien a su primero a la verónica y en un galleo por chicuelinas. También compartió banderillas con Arenas para después brindar la faena de muleta a Joaquí Díaz ‘Cuqui de Utrera’. La faena tuvo algunos pasajes de interés cuando ligó varios muletazos por el pitón derecho. Al quitno, también lo recibió a porta gayola y aprovechó que el animal humillaba para lucirse a la verónica y resolver el recibo por chicuelinas. Cuando intentó el quite se llevó una fuerte voltereta por fortuna sin consecuencias. Ya en la muleta el animal mantuvo su condición de humillar y Arévalo se templó por momentos, pero el de El Serrano cada vez se lo pensó más e incluso terminó rajadito.

Como sus compañeros de cartel se presentaba ante la afición de Sevilla el mexicano de dinastía Diego Silveti, que sólo pudo lidiar al primero de su lote. El animal se desplazó de salida aunque Silveti logró fijarlo a la verónica. Quitó bien por gaoneras pero ya en banderillas, el novillo se lo pensaba una barbaridad y apretó hacia los adentros hasta el punto de dar un tremendo susto a José Antonio Muñoz por fortuna sin consecuencias. Pese a no ofrecer el novillo posibilidades de triunfo, Silveti brindó al público para después mostrarse asentado y muy serio de actitud ante un animal agarrado al piso, muy parado, que se agotó a la segunda serie empleándose sólo en medias embestidas. En la entrada a matar fue cuando llegó la cornada.

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