altFESTEJO FUERA DE ABONO. Jueves 12 de octubre de 2006. 

La despedida de los ruedos del diestro Eduardo Dávila Miura tuvo un tono triunfal al cortar una oreja de cada toro en una tarde muy completa en la que pudo sentirse a gusto ante la afición de Sevilla. Dávila tuvo un dulce despedida en una tarde en la que el extremeño Miguel Ángel Perera se sumó al triunfo al conseguir también dos orejas -una de cada uno de sus toros- después de demostrar gran firmeza y valor en ambos. Manzanares no pudo igualar a sus compañeros de cartel al no tener lote apto para el lucimiento.

 

CRÓNICA:

Eduardo Dávila Miura dio una buena tarde de toros en su despedida de los ruedos. El sevillano consiguió sentirse a gusto ante los dos toros de su lote y cortarle una oreja a cada uno de ellos.

Se lidiaron toros de Gerardo Ortega, bien presentados y de juego desigual, destacando primero y cuarto.

Eduardo Dávila Miura, oreja tras aviso y oreja.

José María Manzanares, saludos y saludos.

Miguel Ángel Perera, oreja y oreja.

La plaza registró dos tercios de entrada en tarde de buena temperatura.

El primero de la tarde tuvo nobleza y buen son en la embestida, cualidades que aprovechó Dávila Miura para templarse mucho con él en series ligadas y muy bien rematadas con buenos pases de pecho. Los mejores momentos los logró con la mano derecha, aunque también brilló al natural, como cuando citó de frente al final de la faena. Mató de estocada casi entera y sumó el primer trofeo pese a que el puntillero levantó al toro.

El cuarto fue un toro de gran seriedad que desarrolló calidad en su embestida. Dávila lo recibió con una larga cambiada en el tercio, pero luego no pudo lucir más con el capote. Brindó al público de la Maestranza este último toro de su carrera profesional y se acopló desde el primer momento a su embestida. Dos series diestras bien ligadas y muy templadas, otra más al natural y circulares ya con el toro más aplomados compusieron una faena brillante para una despedida. Mató de estocada y cayó la segunda oreja de la tarde para el torero que decía adiós a los ruedos.

Manzanares se llevó el peor lote. El segundo de la tarde se paró en redondo y no colaboró pese a la insistencia del torero por sacar algún partido de este animal. El quinto, que Manzanares brindó a Dávila, no humilló tiró derrotes y terminó rajado. Tampoco fue materia prima aprovechable para el diestro alicantino.

El extremeño Miguel Ángel Perera se encontró en primer lugar con el toro más complicado de la tarde. Reservón y de nada claras intenciones, el tercero se lo puso difícil a este joven diestro, que hizo un esfuerzo, se arrimó a carta cabal y arrancó una oreja de gran mérito al toro a base de jugarse los muslos.

El sexto fue un toro de gran cuajo y seriedad al que Perera comenzó pasándoselo por la espalda en un pase del péndulo en los medios. Las series posteriores tuvieron mucho mérito pues el extremeño logró meter en la muleta al toro y caldear mucho el ambiente. Lástima que el toro se rajara tan pronto, cuando la faena tomaba vuelo. Pese a ello cortó una oreja de mérito.

 

 

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