altNOVILLADA FUERA DE ABONO. Domingo 14 de septiembre de 2008. 

El novillero sevillano Antonio Nazaré ha sido el triunfador de la novillada fuera de abono celebrada en la Maestranza sevillana al cortar una oreja al segundo novillo de su lote y dar la vuelta al ruedo en el otro. El Payo y Rubén Pinar se fueron de vacío.

 

CRÓNICA:

Buena tarde la protagonizada por Antonio Nazaré, que acabó siendo el triunfador al cortar una oreja del cuarto y dar una vuelta al ruedo en el primero de su lote.

Se lidiaron novillos de Albarreal, bien presentados de juego desigual, sobresaliendo primero y cuarto.

Antonio Nazaré, vuelta al ruedo tras petición y oreja.

El Payo, palmas y silencio.

Rubén Pinar, ovación y ovación.

La plaza registró un cuarto de entrada.

Nazaré entendió bien al novillo que abrió plaza, un animal un tanto tardo, pero que luego seguía la muleta con nobleza. Nazaré lo toreó con suavidad y largura, llevándolo muy metido en la muleta y ayudándole cuando el novillo no quería más. Fue una labor de nivel, muy templada y centrada, que tuvo continuidad al natural en las dos últimas series, la postrera a pies juntos. Pinchó antes de cobrar una estocada y hubo petición de oreja que el presidente no atendió.

En el cuarto volvió a poner de manifiesto su buen sentido del temple en otra faena de altura. Nazaré volvió a acoplarse muy pronto con su enemigo y cuajó excelentes series diestras hasta que el animal se vino abajo. Aún así, y ya con la muleta en la zurda, Nazaré se la echó muy bien y consiguió muletazos espléndidos. Un final de faena muy bonito con la muleta plegada y una estocada pusieron en su mano una oreja de peso.

El primer novillo de El Payo, que debutaba en Sevilla, estuvo muy justo de fuerza y de raza, por lo que limitó mucho la labor del joven diestro. El Payo lo intentó, pero no pudo construir faena. En el quinto, un novillo muy soso, volvió a mostrarse insistente, consiguiendo algunos muletazos estimables por el lado izquierdo, pero sin lograr la continuidad y la transmisión necesaria para lograr la meta del triunfo.

Rubén Pinar hizo una faena insistente y meritoria al primero de su lote, un novillo al que poco a poco fue metiendo en la muleta a base de sobar y de desplegar buena técnica. De este modo logró ligar series de muletazos diestros y el público reconoció sus méritos con una ovación.

En la misma línea de entrega estuvo en el último novillo de la tarde, manso y deslucido ya desde su salida que desistió de la pelea en la muleta, sin emplearse en ningún momento. Pinar le puso ganas, pero chocó contra un muro. Sus buenas intenciones fueron premiadas con una oreja.

 

 

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