27º FESTEJO DE ABONO. Sábado 23 de septiembre de 2006.
Manuel Jesús ‘El Cid’ ha dado una gran tarde de toros en la Real Maestranza sevillana, saldando su ‘encerrona’ con cuatro orejas y salida por la Puerta del Príncipe. El torero de Salteras cortó una oreja a cada uno de los toros de Zalduendo que lidió, pero marcó la cima de la tarde con la gran faena que realizó al tercero de Victorino. Las series al natural con las que cuajó a ese toro fueron lo mejor de una actuación en la que el torero se ha mostrado a un alto nivel desde el primero hasta el sexto oponente. Una tarde para la historia de la plaza de toros de Sevilla.
CRÓNICA:
El Cid saldó con un triunfo sonado la gesta de matar seis toros en solitario en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. El torero de Salteras cortó cuatro orejas y abrió la Puerta del Príncipe después de protagonizar una tarde sin fisuras, en la que se mostró por encima de las condiciones de sus toros y del difícil reto había asumido.
Se lidiaron dos toros de La Dehesilla -primero y cuarto-, dos de Zalduendo -segundo y quinto- y dos de Victorino Martín -tercero y sexto-, bien presentados, con cuajo y seriedad, y de comportamiento desigual. Destacó el tercero de Victorino, los de Zalduendo fueron manejables y el primero de Pereda tuvo calidad pero duró poco.
Manuel Jesús ‘El Cid’, palmas, oreja, dos orejas, saludos, oreja y ovación.
La plaza casi se llenó en tarde soleada de buena temperatura.
La tarde comenzó con buen toreo de capa al toro que abrió plaza. El ejemplar de La Dehesilla tuvo son en la embestida y El Cid dibujó excelentes y templados lances de recibo. El arranque de la faena de muleta también tuvo cadencia y excelentes formas, pero el toro pronto se vino abajo e impidió mayores logros. El Cid mató de pinchazo y estocada.
El segundo, de Zalduendo, no le dejó lucirse con el capote al frenarse el toro constantemente. En la muleta, El Cid tiró muy bien de su enemigo y le convenció de que tenía que seguir la muleta. Lo hizo sobre todo al natural en tres series ligadas que fueron suficientes para que el de Salteras cortara la primera oreja después de recetar una buena estocada.
Roto el hielo, salió el tercer toro, un ejemplar de Victorino que iba a propiciar la faena más redonda de la tarde. Aunque algo débil en los primeros tercios, el animal se recuperó y embistió con gran profundidad por el lado izquierdo, pitón que exprimió El Cid en una faena maciza seguida con entusiasmo desde el tendido. El toreo de mano baja, temple y ligazón de El Cid marcó la cima de la tarde, de ahí que le premiaran con dos orejas después de otra estocada.
Al cuarto lo recibió con lances con una rodilla en tierra para rematar con dos medias de gran calidad. El Cid supo sacar lo bueno que tuvo este toro de Pereda que no acabó de entregarse. Hizo un esfuerzo hasta que el animal empeoró su condición. Después de una nueva estocada -impresionante la regularidad en la suerte suprema del diestro-, saludó desde el tercio.
En el quinto llegaría la cuarta oreja que, según el nuevo reglamento, permite la salida por la Puerta del Príncipe. Este segundo astado del hierro de Zalduendo denotó mansedumbre, pero aguantó lo suficiente para que el torero ligara un par de series diestras y otras tantas al natural que fueron más jaleadas. Lo justo antes de rajarse. Gracias a ello, El Cid paseó su cuarto trofeo.
La tarde no pudo crecer más en triunfos porque el sexto fue un toro mansón y complicado de Victorino que a punto estuvo de herir al torero cuando la faena ya estaba bastante avanzada. El Cid no se libró de la voltereta, pero sí de que los serios pitones del toro le calaran. Y todo porque hasta el final estuvo intentando sacar algún partido de un toro que no lo tenía.
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