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NOVILLADA FUERA DE ABONO. Domingo 19 de septiembre de 2010. 

El novillero sevillano de Camas Esaú Fernández ha cortado dos orejas -uno en cada novillo- en el festejo celebrado esta tarde en la Real Maestranza, en el que sus compañeros de cartel, el mexicano diego Silveti y el también sevillano pero de Espartinas Javier Jiménez, dieron una vuelta al ruedo cada uno.

 

CRÓNICA:

Menuda diferencia del Esaú Fernández que pasó por la Maestranza en la primera novillada de la temporada, allá por el mes de abril, al que hemos visto esta tarde. Parece que le han cundido la veintena de novilladas sumadas en estos meses y, si por entonces se le fue un lote de novillos de Espartaco más que potable para el triunfo, hoy se ha ganado en el ruedo ser uno de los integrantes de la novillada final del próximo viernes.

Se han lidiado novillos de Los Azores, correctos de presentación y desiguales de juego, aunque en general estuvieron marcados por la justeza de fuerza. Destacaron el primero, un buen novillo que sin embargo duró poco, y el cuarto, otro ejemplar potable que fue a más.

Esaú Fernández, oreja y oreja.

Diego Silveti, ovación y vuelta al ruedo.

Javier Jiménez, ovación tras aviso y vuelta al ruedo tras petición.

Menos de media entrada.

Isaac Mesa y José Antonio Muñoz “Pedrito” saludaron tras banderillear al quinto.

Y lo ha hecho poniendo toda la carne en el asador desde el primer instante. Ha recibido a portagayola al novillo que abrió plaza y, aunque perdió el capote, se repuso enseguida con otra larga rodillas en tierra y un buen ramillete de verónicas. Brindó su faena a Luis Mariscal, muy mejorado tras su gravísimo percance del pasado 15 de agosto, para empezar en los medios con dos pases cambiados por la espalda. Después, en el toreo fundamental, aprovechó el buen fondo del novillo para dejar tres series muy templadas, la tercera por el pitón izquierdo. La pena es que el animal, con muy poquita fuerza, se apagó pronto, aunque lo hecho y una certera estocada puso en sus manos la primera oreja de la tarde.

Pudo redondear en el cuarto y lo cierto es que si no llega a precisar del descabello hubiera abierto la Puerta del Príncipe. Y es que también recibió a este novillo a portagayola, galleó por chicuelinas para llevarlo al caballo y quitó del mismo modo tras el primer puyazo. La faena de muleta también la comenzó esta vez en los medios, sufriendo un inoportuno desarme al segundo natural. No se vino abajo el camero y fue sobando al potable animal hasta cogerle el aire, dándole los toques precisos y cuajando dos series por el pìtón derecho de lo más templadas. Al natural, incluso, mejoró la cosa con una primera serie extraordinaria de mano baja y trazo largo. Faena a más, rematada con una estocada corta que, lastimosamente, requirió del uso del descabello.

Volvía a la Maestranza el mexicano Diego Silveti después de resultar herido en su primera comparecencia el pasado mes de junio. Su primer novillo tuvo muy poquita fuerza, condición agravada por un volantín a las primeras de cambio. El animal se vino un poquito arriba en banderillas, donde tuvo incluso buen son, pero en la muleta pesó más esa falta de poder que decíamos, con lo que enseguida empezó a defenderse y terminó muy parado. Tampoco le dio opciones el quinto, novillo que se movió y repitió, pero que no humilló nunca lo que restó intensidad al trasteo del mexicano, que insistió valeroso para dar una vuelta al ruedo quizás excesiva.

Se presentaba en la Maestranza el espartinero Javier Jiménez, quien sin cortar orejas ha dejado una grata impresión. A su primero lo lanceó con soltura a la verónica, rematando en los medios. Ahí mismo, sin probaturas, empezó la faena de muleta y, aunque el novillo le desarmó al segundo muletazo, el rubio novillero se empleó después con temple. Lo malo es que el de Los Azores no humillaba y además se paró pronto, con lo que no le quedó otra que tirar de valentía y meterse entre los pitones. Siguió valiente cuando recibió al sexto a portagayola, pero con la muleta casi se repitió la historia; otro novillo de lo más descompuestito, sin humillar y embistiendo al paso. Lo mejor llegó en dos series al natural y cuando ni se miró tras sufrir una voltereta, por fortuna, sin consecuencias al intentar un molinete. Sus paisanos, que le pidieron la oreja, le premiaron invitándole a dar la vuelta al ruedo.

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