27º FESTEJO DE ABONO. Domingo 17 de junio de 2007.
La última novillada de abono deparó pocos contenidos brillantes y contó con la noticia desagradable del precance del novillero Francisco Javier, herido de gravedad por el tercer novillo de la tarde. El muchacho fue atendido en la enfermería de dos cornadas calificadas como graves por el equipo médico de la plaza. Por lo demás, el único que fue ovacionado fue el jerezano Caro Gil, que mostró sus buenas maneras sin poder concretar faenas por la escasa colaboración del ganado. Alejandro Trigo se fue de vacío.
CRÓNICA:
El percance del novillero vasco Francisco Javier ha marcado negativamente el desarrollo de la última novillada de abono en la Real Maestranza de Sevilla. Resultó cogido cuanto toreaba de muletas al tercero de la tarde, que le infirió una cornada extensa en la zona del glúteo y otra en la pierna izquierda calificadas de pronóstico grave por el equipo médico de la Maestranza. Francisco Javier intentaba sacar partido de un novillo ciertamente complicado cuando llegó el percance que le llevó directamente a la enfermería.
Se lidiaron cinco novillos de Hato Blanco y uno de Contreras, sobrero lidiado en quinto lugar, bien presentados y de escaso juego.
Alejandro Trigo, silencio tras aviso, silencio en el que mató por cogida de Francisco Javier y silencio.
Caro Gil, silencio, ovación y silencio.
Francisco Javier resultó herido por el primero de su lote.
Menos de media plaza en tarde soleada.
Alejandro Trigo tuvo que estoquear al novillo que hirió a su compañero. Ya en el novillo que abrió plaza se encontró con una embestida brusca y sosa, aunque este astado no tuvo maldad. Antes, con el capote, Trigo cuajó un buen quite por gaoneras que fue respondido por otro, muy ceñido de Caro Gil. La faena de muleta, que no comenzó mal, se vino a menos, recibiendo incluso un aviso del novillo, que se lo echó a los lomos, afortunadamente sin consecuencias.
En el quinto -trastocado el orden por el percance de Francisco Javier- Alejandro Trigo se las vio con un sobrero serio de Contreras que se quedó muy corto en la muleta, revolviéndose y poniendo en apuros al torero, que no volvió la cara y lo intentó todo sin hallar resultado positivo.
Antonio Caro Gil vio como su primer novillo se partía una pata segundos antes de comenzar la faena de muleta, por lo que no pudo hacer otra cosa que matarlo. El percance de su compañero le brindó la oportunidad de torear dos novillos más. Al primero de ellos -cuarto de la tarde- lo toreó espléndidamente de capa, rematando con una preciosa larga con la rodilla flexionada. Después de ir tres veces al caballo, el novillo llegó muy justo a la muleta y acabó parado, por lo que Caro Gil sólo pudo apuntar buenas maneras en el arranque de la faena.
El sexto llegó completamente rajado a la muleta, por lo que los intentos de Caro Gil cayeron en saco roto. El novillo no pasaba en la muleta y el novillero no pudo hacer otra cosa que matarlo.
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