CORRIDA DEL 12 DE Lunes 12 de octubre de 2009.
El matador de toros Rubén Pinar ha sido el triunfador de la tradicional corrida del 12 de octubre en Sevilla, organizada para la Cruz Roja. El albaceteño cortó una oreja con petición de la segunda en su primero y pudo haber aumentado el resultado en el sexto de no fallar con la espada. El colombiano Luis Bolívar y el sevillano Salvador Cortés se fueron de vacío.
CRÓNICA:
El albaceteño Rubén Pinar hizo lo más destacado de la tarde con una completa faena al tercer toro y una labor de mucho mérito técnico al sexto. Sus méritos fueron premiados con una sola oreja del primero de su lote, aunque el público reclamó de forma contundente el segundo trofeo, que la presidenta no concedió.
Se lidiaron toros de San Miguel, bien presentados y de escaso juego a excepción del tercero, que fue un animal con gran calidad.
Luis Bolívar, silencio y silencio.
Salvador Cortés, silencio y silencio.
Rubén Pinar, oreja con petición de la segunda y dos vueltas al ruedo y ovación.
La plaza registró menos de un cuarto de entrada.
El colombiano Luis Bolívar tuvo un primer toro muy débil que llegó a echarse cuando el torero intentaba sacarlo para comenzar la faena de muleta. El animal no tenía ni fuerza ni raza para desplazarse y obligó a Bolívar a abreviar.
En el segundo de su lote tuvo similares inconvenientes. El toro de San Miguel también se paró, terminando muy rajado. Ante este material Bolívar sólo puso intentarlo sin lograr nada destacable. Su labor fue silenciada en ambos toros.
Salvador Cortés hizo todo lo posible por sacar partido del primero de su lote. Comenzó la faena con pases cambiados por la espalda y luego cuidó a un animal con poca fuerza y medida raza. Lo mejor de esta faena fueron dos naturales muy lentos y un trincherazo de remate que no pudieron tener continuidad porque el toro se rajó.
En el segundo de su lote, Cortés mostró quietud en el recibo de capa. Con la muleta intentó hacer tragar a un animal que no humillaba y que se defendía, desluciendo las suertes. Cortés demostró tesón y de nuevo consiguió algún momento destacado al natural, pero sin lograr componer faena. Escuchó silencio en sus dos toros.
Rubén Pinar se encargó de medir mucho en el caballo al primero de su lote. Este ejemplar de San Miguel fue el de mejor condición y más duración de la corrida, lo que permitió al albaceteño hacer la mejor faena de la tarde. Comenzó templando muy bien por la derecha, haciendo sonar de inmediato la música. La faena fue creciendo siempre a base de un toreo ligado de ritmo muy lento. Lo mejor llegó con la mano izquierda, en una serie de naturales templadísimos. Todo lo hizo con seguridad y seriedad el joven diestro, que se entregó tanto en la estocada que resultó terriblemente prendido por el pecho. Por fortuna salió ileso. El público quiso premiarlo con dos orejas, pero la presidenta dejó el premio en una, recibiendo bronca del público, que obligó a Pinar a dar dos vueltas al ruedo.
En el sexto Pinar estuvo variado y lucido en el recibo de capa, mezcando delantales con chicuelinas y una buena media. En el caballo volvió a cuidar a otro toro justo de fuerza y en la muleta lo cuidó a media altura hasta construir la embestida. Una vez afianzado el toro, Pinar volvió a demostrar que tiene un excelente sentido del temple en series ligadas hasta que el toro se rajó. De haber matado, podía haber aumentado su cuenta de trofeos, pero esta vez pinchó. Con todo, la impresión dejada fue inmejorable.
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